El Juego del CEO: Un Amor Unido por el Poder

Capítulo 1: Puertas Cerradas y Ojos Verdes

La cabeza de Vashti daba vueltas mientras el ligero zumbido del alcohol nublaba sus sentidos. Se apoyó contra la pared del club nocturno, tratando de mantenerse en equilibrio. Las luces de neón pintaban sus mejillas sonrojadas en tonos de azul y rosa, un brillo irreal que danzaba por la habitación.

Tropezó hacia el baño, sus tacones haciendo clic en el suelo pegajoso. Una aguda punzada de frustración la invadió al encontrar la puerta cerrada con llave.

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“No me digas,” murmuró entre dientes, golpeando con los dedos la pared. Minutos pasaron antes de que la impaciencia se apoderara de ella. Vashti golpeó la puerta, su irritación reflejándose en su voz. “¿Hola? ¿Vas a tardar mucho?”

El Juego del CEO: Un Amor Unido por el Poder

No hubo respuesta, solo un leve sonido amortiguado. Se acercó más, pegando su oído a la fresca madera. Un gemido grave se filtró, innegablemente masculino. Frunció el ceño. Le siguieron el rítmico movimiento de prendas y el metálico clic de un cierre. Sus mejillas se enrojecieron al darse cuenta de lo que sucedía.

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“¿En serio? ¿De todos los lugares?” siseó, cruzando los brazos.

La puerta se abrió y salió una rubia alta y esbelta. Su lápiz labial estaba corrido, y tenía una mirada traviesa mientras fijaba sus ojos en Vashti.

“Eres una aguafiestas,” bromeó la mujer, pasando junto a ella y dándole un golpecito en el hombro.

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Los dientes de Vashti se apretaron. “Déjame en paz,” murmuró, avanzando hacia el baño. El aire aún llevaba rastros de colonia y algo más. Ni siquiera había cruzado completamente el umbral cuando se topó con un par de ojos verdes que reconocería en cualquier lugar.

“No,” susurró, acelerándose su pulso. “No es posible.”

El hombre se apoyaba despreocupadamente en el lavamanos, con las manos en los bolsillos. Aquella irritante sonrisa torcida se formaba en sus labios, y un destello de desdén brillaba en sus ojos.

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“Otra vez tú,” dijo, su voz suave pero mezclada con burla. “¿No te rindes nunca?”

Se quedó boquiabierta, pero no salieron palabras. La intensidad de su mirada la mantuvo clavada en su lugar. Cuando por fin encontró su voz, esta llevaba un claro tono de indignación.

“¿Cómo?” estalló Vashti, frunciendo el ceño. “¿Qué estás insinuando?”

Él bufó, ojeando la habitación antes de encontrarse de nuevo con sus ojos. “Odio a las mujeres que se hacen las tontas. Si tanto me deseas, dilo. No hay necesidad de juegos ni de perseguirme.”

Last updated on January 30th, 2025 at 07:31 pm