Embarazada, divorciada y 10 millones de dólares: El secreto que sacudió a un CEO

“¿Mi hijo?” repitió, con la voz apenas por encima de un susurro.

Ella asintió, sus lágrimas cayendo libremente ahora. “Intenté convencerme de que nunca necesitarías saberlo. Que podría criar a Júlio sola y apartarlo de todo esto. Pero nunca imaginé que me encontrarías. Nunca pensé que te importaría.”

ADVERTISEMENT

Enzo la miró, su mente dando vueltas. Pensó en todos los momentos que pasó buscando respuestas, en toda la culpa que había cargado durante años. Y ahora, todo lo que creía saber se había vuelto del revés.

“Merecía saberlo,” dijo finalmente, con la voz temblorosa. “Él merecía saberlo.”

ADVERTISEMENT

Alana dio un paso atrás, sus manos temblando. “Lo sé. Pero tenía miedo. Todavía lo tengo.”

Por primera vez, Enzo pareció vulnerable, su máscara de compostura hecha añicos. Se acercó, su voz tranquila pero firme. “No te dejo llevar esto sola más. No tienes por qué tener miedo, Alana.”

Su corazón se apretó ante sus palabras, pero el miedo que la mantuvo en silencio durante tanto tiempo aún la enredaba. “¿Y si me odias? ¿Qué si te arrepientes de saberlo?”

ADVERTISEMENT

Su mano se alargó, rozando suavemente una lágrima de su mejilla. “Nunca podría odiarte. No después de todo lo que has soportado. Y Júlio… es mi hijo. Nada cambia eso.”

Por un momento, permanecieron en silencio, el peso de su historia compartida flotando entre ellos. Alana quería creer en él, pero las cicatrices de su pasado eran profundas. A medida que la noche avanzaba, la única certeza era que su historia estaba lejos de terminar.

Last updated on January 30th, 2025 at 07:31 pm

ADVERTISEMENT