Capítulo 3: El Peso del Pasado
Los ojos del niño brillaban como ónix pulido mientras se curvaban en lunas crecientes con su amplia sonrisa.
“¡Claro! ¡Iré a cualquier lugar contigo, mami!” trinó, su voz brillante y llena de inocencia.
Alana no pudo evitar sonreír al sentir cómo el calor inundaba su pecho. Cada vez que miraba su rostro pequeño enmarcado por rizos suaves y oscuros, recordaba el milagro que era. A menudo se maravillaba de cómo alguien tan puro y hermoso podría haber salido de ella. En su presencia, el dolor de su pasado se sentía un poco más fácil de sobrellevar.
“Bueno, entonces mejor empaquemos nuestras maletas”, dijo, pasando la mano por su suave cabello. “Partimos para el aeropuerto mañana por la tarde.”
“¡De acuerdo!” dijo con un asentimiento decidido antes de correr a su habitación para empacar su pequeña maleta. Su entusiasmo le dio un momento fugaz de ligereza a su corazón por lo demás pesado.
Alana suspiró al verlo marchar. Cinco años atrás, lo había dejado todo atrás. Las palabras implacables de su padre, la crueldad de su media hermana y la traición de alguien a quien una vez llamó su mejor amiga la habían llevado a una tierra extranjera, donde había empezado de nuevo. No había sido fácil. Había llegado con poco más que la ropa que llevaba puesta y el secreto que crecía dentro de ella.
Ahora, estaba regresando. No porque quisiera, su corazón aún dolía por recuerdos de rechazo, sino porque su carrera lo exigía. Había pasado años labrándose una vida para ella y su hijo. Enfrentar su tierra natal significaba confrontar las heridas que había intentado olvidar, pero sabía que no podía evitarlas para siempre.
Tres días después, el zumbido del aeropuerto la rodeaba. Alana empujaba un carrito de equipaje apilado con maletas. Su hijo estaba sentado en el más grande, con sus pequeñas piernas balanceándose al compás. Sus ojos se abrían con curiosidad, absorbiendo los nuevos sonidos y vistas con asombro.
Last updated on January 30th, 2025 at 07:31 pm
